Mi amiga
Inma me ha pedido que me ponga a la tarea de escribir sobre la accesibilidad y
sin ser una experta en ello por ella aquí me lanzo para quedarle bien.
Soy una
persona que de pequeña fui afectada de
polio, pero que no tuve nunca problemas para movilizarme, por tanto nunca me
fijé en los obstáculos que las personas con movilidad reducida podían tener.
Cuando
nació mi segundo hijo, yo tenía 24 años,
y comencé a tener una serie de problemas que comenzaron a complicarme la vida. Tras
varias visitas a diferentes especialistas, hospitales y mucho, muchos
estudios me diagnosticaron el síndrome
postpolio tras tres años ir de un lado para otro de muchos días de angustias de
no saber qué era lo que estaba pasando.
Desde
entonces hasta la fecha he pasado por diferentes etapas en las que he ido necesitando
diferentes ayudas técnicas, porque el síndrome postpolio y los efectos tardíos de la polio me han ido obligando a coger, bastón, muletas, escooter, y hoy ya,
silla de ruedas eléctrica en alguna ocasión, y la eléctrica, porque la manual
mis brazos no pueden impulsarla y eso haría que una persona tuviera que
empujarme, por lo que dependería siempre de alguien para poder moverme y eso yo no es lo que yo quiero.
Es llegado a este momento, cuando tras pasar
por las diferentes etapas cuando realmente me he ido dando cuenta de lo difícil
que son las cosas y de las carencias que tenemos en cada una de las diferentes
fases las personas cuando tienes una discapacidad o cuando te sobreviene una y
tienes que aprender a enfrentarla. El problema es que no hay educación sobre la esto en especial, y siempre se ha tratado y visto la discapacidad desde la caridad, y las cosas que se hacían por
las personas con alguna limitación era como si se las hicieran como... “un favor” y no un derecho de ellos. Yo creo, que si todos nos concienciáramos que nadie está
libre de padecer una ya sea por un accidente o por una enfermedad, que no es
un problema exclusivo de quien ya la padece, dejaríamos de verla como algo
ajeno a cada uno y se haría algo más de lo que se hace por facilitar las cosas a las personas con alguna
discapacidad en la actualidad.
No ha sido
fácil ninguna de las etapas por las que he tenido que pasar para mí, y todas ellas necesité primero de una aceptación
y después de un periodo de adaptación,
y cuando me iba y me estaba adaptando otra vez tenia que empezar porque ya comenzaba
casi a necesitar otra cosa más.. . Cuando me operarón de mi rodilla, sin más me
dan dos muletas y me dan el alta del hospital, me dicen que ya me tengo que ir a mi casa, nunca había cogido unas muletas, ni sabia como
se cogían… mucho menos como se regulaban y mantenerme sobre ellas para mí fue
un triunfo… Los pasillos del hospital nunca se me hicieron tan largos hasta que
logré llegar al coche donde habían aparcado unos amigos que me fueron a
recoger. Creo que nunca me cansé tanto ni me costó tanto esfuerzo, no creo haberme sentido más impotente en mi vida que ese día que sentía que mis brazos eran gelatina,
y yo me tenía que sujetar sobre ellos.
Después de eso, ya tuve que seguir quedando con una sola
muleta, porque mi pierna jamás recuperó la fuerza para volver a soltarla, vi lo
complicado que era el acceso a muchos lugares sobre todo si había escaleras, o el suelo no estaba nivelado, pero todavía podía seguir accediendo a muchos lugares y seguía sin ver muchos problemas. El problema vino cuando cogí el escooter, la
primera vez lo cogí en Málaga, con unos amigos, nunca antes había usado uno y
aunque hoy me parece fácil, y me manejo
estupendamente en aquel momento todo me pareció complicadísimo. Subir al
autobús con él, y todo el tiempo estar
pensando cómo iba a bajarme de allí jajaja…
o estar en algún lugar se suponía que para relajarnos y yo pensando cómo darlo
la vuelta sin llevarme a nadie por delante…
Esa es la
parte divertida la que nos hace reír, y la que se pueden contar como
anécdotas entre otras muchas. Pero hay otra parte, que no es tan divertida, que
no está tan concienciada la sociedad, como para que
a las alturas que estamos hoy tengamos que estar reclamando hoy la
accesibilidad que nos corresponde y que en todas las ciudades deberían existir,
porque esa accesibilidad es un derecho que tenemos todos y
se debería de estar cumpliendo. Seguimos sin poder acceder a muchos lugares, o teniendo que hacerlo por las puertas traseras de muchos lugares porque las principales no están adaptadas porque lucen unas bonitas escaleras...
Por poner ejemplos seguimos encontrándonos con autobuses que no les funcionan la rampa y
no puedes subir, los trenes de cercanías no están adaptados ninguno al menos en
Madrid, el metro ufff, no son todas las estaciones accesibles, por lo que si no
hay ascensor no puedes salir, y eso contando que estos funcionen. Etc, etc.
Ya no
hablemos de ocio, y de donde poder salir a pasar un rato a divertirte si llevas
adosado un scooter o una silla de ruedas porque si esta accesible el local no
lo estará el baño, o te dicen que está o el el piso de abajo o de arriba y no
hay ascensor pero algo falla seguro…
Y si lo que
quieres es dar un paseo por la calle… prepárate para una Yincana de todo tipo
de obstáculos, agujeros en el asfalto, grietas, aceras que no están rebajadas y
que te tienes que dar la vuelta a toda una manzana…o ir por la calle con el peligro que eso conlleva.
Esto me
lleva hacerme unas pregunta … ¿Es tan
difícil hacer las cosas bien, es tan difícil facilitarnos un poco la vida a las
personas que ya la tenemos complicada por una discapacidad?
Porque, yo creo que no, yo creo que solo haría falta un poco de buena voluntad,
pero me parece a mí, que la buena voluntad en esta sociedad brilla mucho por su
ausencia. Y creo además que lo
que pasa en realidad, es que la falta de
accesibilidad que tenemos es en gran medida
por la falta de sensibilidad que existe. Vivimos en una sociedad que los problemas de los otros le son ajenos
y no los quiere ver ni darse por enterados hasta que no les tocan directamente.
Hace pocos
días salía con unos amigos a dar un paseo ellos andando y yo con mi silla, y
tuvimos que ir por donde yo podía subir y bajar de las aceras, y fueron
entonces conscientes del problema, desde entonces hemos hablado varias veces
sobre este tema y me decían que nunca antes se habían fijado en esos detalles,
no por nada, sino porque sencillamente no eran conscientes. Y es que a lo mejor tienen razón, ellos no ven el problema
porque no lo tienen, es lo que he comenzado
diciendo. Yo, no fui consciente de todas
las dificultades hasta que me las fui encontrando…
Me cabe entonces preguntarme donde instalamos entonces esta cultura de la discapacidad, En los
colegios? En las administraciones? ¿Dónde?
Porque lo que si es seguro es que la accesibilidad ya, nosotros, las
personas con alguna discapacidad no la tendríamos que estar reclamando, ni mendigando,
eso se deberían dar por hecho, es un
derecho que tenemos para que nos podamos mover con toda libertada como el resto de las personas y todas las ciudades deberían ser accesibles para poder hacerlo.
Dicen que así deberá estar todos para diciembre del 2017 y para eso salió una ley
que creo que no se cumplirá. Porque estamos a mediados de 2016, y no he visto
todavía que eso se haya comenzado hacer con ninguna de las estaciones de
cercanía de Renfe, para su adaptación por poner un ejemplo… ¿De verdad que se
les va a obligar a cumplir a TODOS?
No quiero ser pesimista pero… Yo creo que no
Consuelo
Ruiz
Das en el clavo con todo lo que explicas, la discapacidad en muchos casos no siempre es la misma, va cambiando y los que la padecemos tenemos que ir aceptando los cambios cosa dificil cuando el entorno no ayuda. Quien ha vivido de cerca la discapacidad, desde la infancia aunque sea cerca de una amiga hay muchas cosas de las que queda impregnada sobre todo de empatia. Gracias por paeticipar, tu escrito es toda una reflexion que abre las puertas al conocimiento de quienes no reaccionan porque desconocen, besos.
ResponderEliminarYo tampoco creo que se vaya a cumplir, no hay interés en ello. Y creo que la solución sería sencilla, coges al arquitecto de obras públicas y lo sientas en un silla de ruedas para fijarse en todo los requisitos que debería cumplir. Es una vergüenza. Hay sitios que si están adaptados, por ejemplo en el metro de Bilbao todas las paradas son accesibles.
ResponderEliminarMe da a mi que sí que eres un poco experta en el tema.
Un saludo.
Toda la razón. Me imagino todos esos problemos que te ibas encontrando conforme tus problemas se agudizaban. Yo tuve mi madre en silla de ruedas y en esos momentos me di cuenta de verdad lo que costaba moverse por la ciudad.
ResponderEliminarHasta que todos no seamos coscientes y sobre todo los políticos que tenemos, no cambiará nada.
Un abrazo
Bufff, lo que estás relatando aquí es la letra pequeña de una gran lista de sinfavores que se les hace a los discapacitados. Una exclusión brutal. Espero que se vaya solucionando o, por lo menos, haya un cambio de miras hacia el lado contrario, la inclusión. Un abrazo.
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